LA ENERGÍA DEL ÁGUILA AL MISMO TIEMPO NOS DA LA VIDA Y NOS PROVOCA LA MUERTE.
Nawal Juan.
Los videntes describen a la tumbadora como una línea eterna de anillos iridiscentes o bolas de fuego que ruedan incesantemente sobre los seres humanos.
Los seres orgánicos luminosos son golpeados sin tregua por esta fuerza, también llamada la fuerza rodante, hasta el día en el que los golpes resultan ser demasiado para ellos y los hacen finalmente desplomarse.
Los antiguos videntes quedaron boquiabiertos al “ver” entonces cómo la fuerza rodante los tumba al pico del Águila para ser devorados. Por esa razón llamaban a esa fuerza la tumbadora.
La fuerza rodante es el medio a través del cual el Águila distribuye conciencia y vida.
Y al mismo tiempo es la fuerza que hace morir a los seres vivientes.
La fuerza rodante está compuesta por dos fuerzas separadas: la fuerza circular, que golpea primero, es la fuerza dadora de vida (ya que gracias a su golpe el capullo luminoso no se dispersa manteniendo su forma); y la fuerza tumbadora, que golpea inmediatamente después, es la fuerza de la muerte (ya que su golpe va debilitando el capullo luminoso).
Los nuevos videntes “vieron” que ambas fuerzas están fusionadas, pero que no son iguales.
En cada ser viviente el equilibrio de las dos fuerzas es muy delicado.
Si en cualquier momento dado un individuo siente que la fuerza tumbadora le golpea con mayor fuerza que la circular, esto significa que está roto el equilibrio; a partir de entonces la fuerza tumbadora golpea más y más duro, hasta que rompe la abertura del ser viviente y lo hace morir.
¿CÓMO SE CONFRONTAN LOS GUERREROS A LA MUERTE?
Los guerreros viven con la muerte al lado y de saber que la muerte está con ellos, extraen el valor para enfrentar cualquier cosa. Lo peor que podía pasarnos es que tenemos que morir y puesto que ése ya es nuestro destino inalterable, estamos libres; aquellos que han perdido todo ya no tienen nada que temer.
La noción de la muerte es de monumental importancia en la vida de los brujos, lo que nos da cordura y fortaleza es saber que nuestro fin es inevitable.
Nuestro error más costoso es permitirnos no pensar en la muerte.
Sin una visión clara de la muerte, no hay orden para los brujos, no hay sobriedad, no hay belleza.
Los guerreros se esfuerzan sin medida por tener a su muerte en cuenta, con el fin de saber, al nivel más profundo, que no tienen ninguna otra certeza sino la de morir.
En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos ni dudas.
Solo hay tiempo para decisiones.
Cada minuto puede ser el último; por tanto, tiene que ser vivido con el espíritu.
La muerte es nuestro único adversario que vale la pena. La muerte es quien nos reta y nosotros nacemos para aceptar ese reto, seamos hombres comunes o brujos guerreros.
La muerte no es un enemigo, aunque así lo parezca, no es nuestra destructora, aunque así lo pensemos.
La vida es el proceso mediante el cual la muerte nos desafía.
La muerte es la fuerza activa, nosotros somos seres pasivos.
Si nos movemos es debido a la presión de la muerte.
Qué ocurre cuando se muere?
Lo que ocurre en el momento de la muerte es que toda la energía interior es liberada a la vez.
En ese momento los seres humanos se ven inundados por la fuerza más inconcebible.
No es la fuerza rodante que ha roto sus aberturas, porque esa fuerza jamás penetra al interior del capullo; solo la hace desplomarse.
Lo que los inunda es la fuerza de todas las emanaciones que repentinamente quedan alineadas después de estar adormecidas durante toda una vida.
No hay otra salida para una fuerza tan gigante, sino escapar a través de la abertura rota.
Eso es la muerte.
Cruzar hacia la libertad no significa alcanzar la vida eterna en el sentido usual de eternidad; esto es, vivir por siempre.
Ocurre, más bien, que los guerreros pueden conservar su conciencia, que normalmente se abandona al momento de morir. En el momento de cruzar, el cuerpo en su totalidad se inflama de conocimiento.
Al instante, cada célula se torna consciente de sí misma y además, consciente de la totalidad del cuerpo.
Miles de nawales han conseguido retener la fuerza vital después de entregar sus experiencias vitales al “oscuro mar de la conciencia”.
Para Don Juan esto quería decir que los chamanes no mueren en el sentido habitual en que entendemos la muerte, sino que la trascienden reteniendo la fuerza vital y desapareciendo de la faz de la tierra cuando emprenden el “viaje definitivo” de la percepción.
En el momento de la muerte los chamanes no son aniquilados, sino que se transforman en “seres inorgánicos”: seres que tienen conciencia pero que carecen de organismo.
Para ellos la transformación en un ser inorgánico era evolucionar, y suponía el acceso a una clase de conciencia nueva e indescriptible, conciencia que realmente duraría millones de años y que algún día tendrían que devolver a lo que se las había dado: el “oscuro mar de la conciencia”.
La Muerte Hoy en «día».
Hoy en día la mayoría de las personas está acostumbrada a ahuyentar los pensamientos relacionados con su muerte, e incluso cuando se encuentran con el hecho del fallecimiento de otros, por ningún motivo quieren imaginar estar en su lugar.
Se esfuerzan por convencerse de que todavía les queda mucho tiempo por delante.
Pero si cada uno de nosotros se pregunta ahora:
«¿Cuándo moriré yo?»
La respuesta será una fecha muy lejana, aunque todos sabemos que las personas mueren a cualquier edad.
Don Juan, en cambio, propone imaginar que la muerte personificada está siempre al lado de cada uno de nosotros y que si uno mira atrás rápidamente sobre el hombro izquierdo, puede verla como una sombra que surge.
Por el momento, la muerte está sentada a tu lado en la misma acera, esperando un error tuyo, le dijo una vez a Castaneda.
Y nadie sabe el momento en el que va a morir; por ende, no debemos tener ningún asunto inacabado en nuestras vidas.
Lo siguiente es lo que Don Juan dijo sobre la muerte:
¿Cómo uno puede sentirse tan importante sabiendo que la muerte nos está acechando?
Cuando estés impaciente, lo que debes hacer es pedir consejo a tu muerte.
¡Una inmensa cantidad de malestares desaparece con tal de que tu muerte te haga una señal o con tal de que alcances a ver su destello o con tal de que simplemente tengas la sensación de que tu compañera está allí, vigilándote!
»¡La muerte es nuestra consejera sabia!
¡Tienes que pedir consejo a tu muerte y dejar la maldita mezquindad de las personas que llevan sus vidas como si la muerte nunca las fuera a tocar!
»¡Si no te acuerdas de tu muerte, tu vida entera no será sino un caos personal!
»El guerrero sabe que la muerte le está apurando y que no le va a dar tiempo para apegarse a algo (…).
Y así, con la conciencia de su muerte y con el poder de sus decisiones, el guerrero traza su vida de una forma estratégica; y lo que escoge es siempre estratégicamente lo mejor.
De esta manera cumple todo con gusto y con eficacia lujuriosa.
La vida para un guerrero es un ejercicio de estrategia.
Si no se tiene en cuenta a la muerte, todo es ordinario, trivial. Sólo porque la muerte nos sigue acechando el mundo es un misterio sin principio ni fin.
»Te queda muy poco tiempo, y ninguno para idioteces.
¡Espléndido estado! Yo diría que lo mejor de nosotros siempre sale a flote cuando estamos contra la pared, cuando sentimos que la espada se cierne sobre la cabeza. En lo personal, yo prefiero este estado y no viviría de ningún otro modo».
Vivir sin miedo.
Por qué es lo peor que puede pasar ?
Morir?
Es para lo que nos preparamos toda la vida.
Nawal Juan